miércoles, 22 de febrero de 2012

FUTURO NULO, REALIDAD ABSURDA

A PROPÓSITO DE LAS PROXIMAS ELECCIONES
B. Daniel Rojas Flores
20 de febrero del 2012

Gertrudis, no es en realidad Gertrudis, es Edith, este es el nombre que escogió para llamarse, sus padres la registraron como Gertrudis, pero ella quiere ser Edith. Su escaso metro y medio de altura no son impedimento para albergar en su alma un corazón grande y bondadoso, digno de cuentos e historietas. Tiene dos características envidiables, siempre está riendo y es una madre feliz. A sus 38 años, ha podido alzar un cuarto y un baño exterior en el pequeño terreno ejidal que le asignaron hace un tiempo, en la única recámara existente, en un colchón que tiene como base pilas de ladrillos es donde duerme con sus tres hijas, las dos mayores son hermanas plenas, son hijas del mismo padre y madre, la tercera, una niña de tono bruno, risueña y alegre, ha sido fruto de una segunda relación, que al igual que la primera, no funcionó.
Todos los días tiene que levantarse a las 5 de la mañana, con esto apenas le dará tiempo de medio vestirse, medio comer y de llevar a sus hijas de 10 y 6 años a la escuela, la mayor de 15, ya tiene edad suficiente para atravesar la colonia en la que vive, siempre teniendo en cuenta que debe ser cuidadosa de los “mariguanos” para que no la molesten y no la vayan a jalar al monte. No sería la primera, el año pasado a tres “chamacas” de la colonia les tocó tan miserable suerte.
Levantarse a las 5 de la mañana no es nada del otro mundo, millones de personas lo hacen, además para ella resulta cómodo, porque se acuesta relativamente temprano, ya que en su casa pardeando la tarde los opciones se van cerrando, televisión, radio, internet, son comodidades fuera de todo posibilidad para ella, la lectura sería un triunfo, ya que apenas sabe leer y escribir, por ello imagino que los largos ratos de platica y juego entre sus hijas y ella, deben de ser un refugio compartido. El único aparato disponible en casa es un celular sencillo y modesto, que se vuelve la conexión con el otro país en el que vive, el país alternativo. Ese que entre otras cosas tiene comodidades, viajes, jóvenes funcionarios con carteras y egos cada día más gordos, ese donde existen las ofertas, los 18 meses sin intereses, los vinos, las carnes, las escuelas casi particularizadas, el inglés, el francés, los aviones, las modelos, las campañas, los candidatos, los empresarios, los embajadores de buena voluntad. Nada de esto es malo, el problema es que es exclusivo.
Los días, en cada amanecer se vuelven más pesados, su estado le angustia, gana $700 pesos semanales, recibe una ayuda gubernamental de más menos $800 pesos al bimestre, siempre y cuando, pase todas y cada una de las entrevistas, vaya a todas y cada una de las juntas, haga todas las colas, realice todas las actividades que le encarguen, como hacer faenas y limpiar espacios públicos, además  de todo ello, vende zapatos por catalogo.
Su estado le sigue preocupando, y no me refiero a la precaria calidad de vida que tiene, esto no le pasa por la cabeza, su preocupación radica en que está en el séptimo mes de su cuarto embarazo, lo que le imposibilita trabajar, realizar faenas, vender zapatos, asistir a juntas. Por momentos se la borra la sonrisa del rostro.
Hace 7 meses, saliendo de su trabajo, casi en pleno centro de la ciudad, a las 7 de la noche, fue cobardemente atacada, dos golpes la colapsaron, entre nubarrones recuerda la figura de quien después de lastimarla físicamente, marcó, golpeó, violó, destruyó, mutiló, lasciva y obscenamente su vida.
No hubo culpable, no hay castigo, no existe justicia. Este estúpido, se tomó el derecho de arrebatarle casi lo único que poseía.
Edith, nunca ha comprado en centros comerciales, al ser de la zona montañosa no conoce el mar, nunca ha ido al cine, no sabe que es sentarse en un restaurant y pedir comida, ni idea tiene de que es una diputación, una senaduría, una dependencia gubernamental, no sabe que es una Republica, que son los Estados, que son las mayorías relativas. No es que esto sea imprescindible, es inaceptable.
No hace dietas, no le preocupa su peso, ni por asomo le interesa hacer ejercicio al contrario siempre que puede descansa, su corte de pelo le da lo mismo, su vestuario no es primordial, no le interesa conocer las artes y las ciencias.
Los discursos que dicen expresar las voluntades, los respetos, las admiraciones, donde se dicen entender las necesidades y las carencias del pueblo, son algo inservible en su vida. No le ayudan en nada, no le resuelven nada, no le representan nada. No importando el partido, el puesto o el género del emisor de dichas palabras.
Lo absurdo de su realidad, no es solamente vivir en la injusticia, es vivir en su inadmisible abanico de posibilidades, en su desigualdad.
Sabe quien la ultrajó, ¿Pero?, ¿sabrá quién le quito la posibilidad de una oportunidad para mejorar su calidad de vida? ¿Lo sabemos nosotros?
¿Sabrán quienes buscan una puesto de elección popular la responsabilidad que esto representa?
Yo me declaro incompetente para dar las respuestas, sinceramente creo que existen personas muy valiosas en todos los ámbitos, refiriéndonos a la clase política, se que existen seres humanos respetables, se que se han hecho esfuerzos y trabajos en búsqueda de una mejor sociedad, una que pueda crear oportunidades iguales sin importar el género, las costumbres, los gustos y el origen. Pero también y parece que cada vez más, existe el otro lado de la moneda.
Sin embargo, también sé como verdad  que todo lo hecho, es insuficiente, no ha sido vasto, ni ha representado progreso. Aparte de nuestro retraso frente a otras sociedades en puntos de igualdad de justicia, de educación, de reparto de la riqueza, de bienestar social. Edith se tiene que enfrentar al retraso que ella presenta frente  a la sociedad que es su país, su origen.
El pasado, el presente y el futuro de Edith, ha sido abandonado por todos; es la resultante de nuestro egoísmo lógico de sobrevivencia. Pero es parte de nuestra realidad. Pensar, que su situación es una circunstancia triste pero inminentemente ajena, la convierte automáticamente en nuestro compromiso.
La exigencia hacia la clase política, debe ser reflejo de la exigencia propia y de nuestra sociedad. Es cierto, hasta el momento tenemos lo que merecemos, ¿Pero? ¿Merecemos lo que tenemos?.
Edith no está sola en este padecimiento, según datos oficiales existen en México 22 y medio millones de personas categorizados dentro de pobreza alimentaria y 52 millones en pobreza de capacidades y patrimonio.
Tristemente, hablando de realidades y no de cuentos, su futuro y el de sus descendencias no tiene en este momento oportunidad alguna en el mediano plazo de mejora sustancial.
Generaciones han sido sacrificadas.
Un dato significativo es que Edith como millones, tiene credencial de elector y esta lista para las próximas elecciones.

2 comentarios:

  1. Esta lectura en especial me recrudeció un sentimiento de tristeza y decepción, por un lado por que sé que el personaje no es ficticio, y por otro porque sé que su historia no es ni la única, ni la peor.

    ...“¿Sabrá quién le quito la posibilidad de una oportunidad para mejorar su calidad de vida? ¿Lo sabemos nosotros?...

    ¿Lo hicimos nosotros? Yo agregaría, ya que invitas a la reflexión. ¿En qué medida lo hice yo? Estoy de acuerdo contigo, tenemos que convertirlo en nuestro compromiso.
    Sé que tocas este tema en el contexto de las elecciones porque es una realidad triste y grave para nuestro país, pero pienso que también es una reflexión obligada cambiar la escala y entender que ésta es la realidad del mundo. La constante: convertirlo en nuestro compromiso.

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  2. Muchas gracias por el comentario, tu reflexión es profunda, seria, y me permite tener un perspectiva distinta.

    Sé tu tienes este concepción de justicia marcada en tu estructura como ser humano, por personas como tu, prevalece una estabilidad sensata ante embates insensatos.

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